lunes, 23 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

Auto.



Retrato.

Llegás puntual, como siempre, aunque esta vez de verdad creíste que ibas a llegar tarde.
Preguntás a dónde ténes que ir, y hacia allí vas.
Te toca sentarte a esperar tu turno, unos minutos después abren la puerta y dicen tu apellido.
hola. hola.
Ambas se sientan.
Nunca antes habías estado en una consulta psicológica, no lo consideraste como nada del otro mundo, creíste que sería igual a cualquier otra.

Ahora me pregunto por qué alguna vez se me cruzó por la cabeza estudiar psicología.
Luego de revisar un cuestionario bastante poco preciso que me habían hecho completar, hacía ya una semana y media, y para el cual la verdad que no había prestado mucha atención (me enteré en la consulta que debía considerarse únicamente el último mes de mi vida), la licenciada comenzó a preguntarme cosas chicas, como ser:
Alguna vez fuiste al psicólgo?
Pensaste en ir?
Por qué?
Qué cosas?
Cómo vas con la carrera?
Por qué?
Con quién vivis?
Cómo está compuesta tu familia?
Hace mucho?
Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
De dónde conoces a tus amigos?
Cuánto hace qué vivis acá?
Te sentis sola?
Por qué?
acá marcaste "amenudo".
Es que me acabo de dar cuenta que no hice muy bien ese cuestionario.
Bueno, yo creo que tendiras que hacer una consulta, así tratas estos temas que quizás querés hablar con alguien.
Bueno...
Tenés obra social?
Cuál?
sino en un hospital.
Bueno...
Dame el cartoncito blanco por favor.

Le diste el cartoncito blanco el cual determinaba que eras apta y habías cumplido con los requisitos del control médico.

Chau. chau.
Hasta se te humedecieron los ojos mientras respondías esas preguntas.

Es que me vino.

Claro, estás sensble y querés chocolate.

Sí.